06 septiembre 2007

Viaje a USA. 14 de agosto: Llegada a los Angeles

A las seis en pie en Madrid, ya con todo preparado. Sin problemas en la T4, embarco rumbo a la escala en Londres, dos horas de vuelo que con la perspectiva del siguiente vuelo me parecen un suspiro.

En Heathrow llueve (desde el norte de españa el cielo ya estaba cubierto, vaya verano han tenido en el cantábrico) y se retrasa el aterrizaje veinte minutos. Menos mal, pienso, que la conexión es ágil según me he informado en checkmytrip...

Cagüen mis muelas, que entre la T2 y la T3 de Heathrow hay que pasar de nuevo por el control de seguridad y coger un bus, ademas de una milla de pasillos rodantes. Llego a embarcar con la lengua fuera y sin parar ni para mear...podría habérmelo tomado con mas calma, luego estuvimos casi una hora antes de despegar.

El asiento del Boeing 777 es el ejemplo vivo del síndrome de la clase turista (en la foto se aprecia la posición que mantuvieron mis piernas durante 11 horas). Al menos el entretenimiento a bordo es bueno, 10 canales de tv, 15 de musica, el mapa con la trayectoria de vuelo... Pero habría cambiado todo eso por un palmo mas de espacio para mis piernas.

Tras el aterrizaje, el control de aduanas. Tras un buen rato de cola, el agente me hace las preguntas de rigor, toma mis huellas y mi foto, pero me lleva hasta otro agente para hacerme más preguntas. Este segundo me hace consultas más concretas sobre en que sitios voy a estar, de donde vengo, el propósito del viaje... Finalmente me pone los sellos y paso. La verdad que lo de preguntar detalles lo hacían con todas las personas jóvenes que viajaban solas, debíamos resultar sospechosos.

Otra aventura fue el alquiler del coche. Aqui empecé a comprobar que todo asunto relacionado con los coches en USA está sobredimensionado. Para ir a la oficina de Hertz se coge un bus que te saca del aeropuerto y te lleva a una oficina gigantesca con un parking gigantesco. Para ir de la oficina al coche me llevaron en un cochecito de los que se usan en los campos de golf!

Y luego el viaje hasta el hotel. La adaptación al cambio automatico no fue problema, en un minuto coges el truco, más simple que un botijo. Más complicado es adaptarse a las señales de tráfico y a las calles de L.A. Me llevó más de una hora llegar al hotel, por mi inicial adaptacion y orientación aun con gps, y luego por el trafico infernal de las tardes de Los Angeles.

Finalmente, a las 6.30 llegué al hotel, tras 21 horas totales de viaje.
Tras la ducha, y asombrosamente fresco (la excitación del viaje supongo) me fui a ver el paseo de la fama, a veinte minutos del hotel a pie, en Hollywood Boulevard.

El que vaya a Hollywood esperando glamour... que se vaya haciendo a la idea, es una zona bastante fea. Hay mucho edificios viejos y abandonados, y solo las cercanías del Kodak Theatre (donde se entregan los Oscar desde hace unos años) se han renovado con edificios modernos: centro comercial, restaurante un escenario con actuaciones - aquella noche había un concierto de jazz-.

Al lado del Kodak Theatre está el teatro chino en cuya entrada las estrellas de cine dejan su firma y la marca de sus manos en el cemento. Por ejemplo Clint Eastwood, parafraseando a su personaje Harry Callaghan: "Alégrame el día...".


Fue un largo día (nueve horas más de lo normal, con el cambio horario), llegúe muerto al hotel. Mañana más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonitas piernas, quién las pillara!!

Anónimo dijo...

Hola, me llamo Ringo y la crónica de tu viaje me está resultando muy interesante y divertida.

En noviembre yo también viajaré a los USA y pienso copiar todo tu viaje.

Por cierto, si quieres comenzar una relación más estrecha, escríbeme a ringo.superstar@yahoo.es.

Saluditos.