27 septiembre 2007

Viaje a USA. 17 de agosto: El Gran Cañón

Una de mis dudas al preparar el viaje era que quizás el tiempo que había reservado podía resultar escaso: salir de Needles, viaje de dos horas y media hasta el Cañón, llegando a mediodía, y quedarme hasta el anochecer. Al final creo que el tiempo es suficiente.

De camino al Gran Cañón paro en Williams, donde pasaría luego la noche. El pueblo sin ser nada espectacular tiene su encanto: la estación de tren, los moteles en edificios "clásicos" (iba a decir antiguo, pero en este país nada es antiguo desde una perspectiva europea).

Según te acercas al Gran Cañón desde el desierto, es precioso ver como el paisaje va cambiando poco a poco, va creciendo la vegetación, hasta llegar a unos bosques frondosos, a 2.000 m de altitud. Me pilla de sorpresa, porque tenía la idea preconcebida de que el paisaje del Gran Cañón era desértico (la culpa debe ser del coyote y el correcaminos).

La primera impresión del Gran Cañon es, en una palabra, acojonante. Además de por el paisaje en sí, porque te coge desprevenido. Entras en el parque, dejas el coche en el parking, te bajas... y ya estás al borde del cañón, viendo una imagen como la de la foto.

El parque nacional del Gran Cañón está a la vez muy cuidado y muy explotado. Me explico: además de que se meter el coche casi hasta la cocina (yo elijo usar los buses gratuitos, pero se pueden hacer las rutas en coche particular, sin pagar más), hay infinidad de hoteles por el borde del Cañón. Eso sí, todo hiperlimpio y cuidado.

Al rato de estar allí, surge el problema. El cielo se nubla y al rato cae un tormentón. La lluvia nos acompaña todo el resto del día, con lo que se desluce mucho las vistas del Cañón. A la tarde hago un tour en jeep con un grupo en el que estábamos dos chicos italianos, cuatro chicas catalanas, una familia yanqui y yo. La primera parte del recorrido es por los bosques que rodean el borde del Cañón, y vemos bastantes bichos: ciervos, coyotes. El quiz del tour es salir al Cañón al anochecer, ya que es la hora en la que se supone que la luz del sol hace más impresionante las vistas. Sin embargo ese día no se digna a salir el sol al anochecer, cubierto por las nubes. Una lástima.

Como recomendación, yo no haría este tour a menos que te interesen mucho los bosques y los coyotes. De poder repetir me dedicaría a hacer todo el recorrido de los buses, y alguna ruta a pie (por ejemplo la del mirador de cristal que debe haber que no me dio tiempo a ver).

Una vez se hace de noche, me vuelvo a Williams, donde ceno en un curioso restaurante-teatro donde los artistas de la zona intentan demostrar su talento, algunos con más éxito que otros. El maestro de ceremonias (a la izquierda en la foto) es probablemente el tío más feo que he visto en mi vida! El guitarrista toca como si llevara puestos unos guantes de esparto, y el del centro perpetra una versión de la Bamba que sorprendentemente hace las delicias del público. Freak show!! (pena que no tengo la cámara encima y tengo que hacer la foto con el móvil).

19 septiembre 2007

Viaje a USA. 16 de agosto: Los Angeles y el Desierto de Mojave

Ya me voy adaptando al estilo de vida americano: todo el día con el coche de acá para allá. En mi última mañana en Los Angeles, voy a apreciar el lujo. Tras desayunar en la habitacion, me dirijo a Rodeo Drive, conduciendo por Santa Monica Blvd (recordáis la canción de Sheryl Crow?). Aparco en un parking público en una calle perpendicular, gratis la primera hora.

Rodeo Drive es una larga avenida que cruza de norte a sur la ciudad, pero la zona de tiendas hipercara a la que da nombre son solo tres manzanas, que se ven en veinte minutos, sobre todo si no tienes ninguna intención de comprar algo allí. Eso sí, veo y fotografío a un famoso! Al menos famoso en USA, se trata del presentador de TV Larry King, supongo que lo conocéis de numerosos cameos que ha realizado en el cine (ver foto ampliada, es el de camisa roja).

La zona de las tiendas de Rodeo Drive está muy cercana a Beverly Hills, con lo que me doy una vuelta por el 'barrio'. Beverly Hills es el paradigma de la ostentación. Mansiones suntuosas, con jardines perfectamente cuidados, y los coches de superlujo aparcados delante de la casa, para que el que pase lo vea bien. Es cerca de mediodía y no se ve un alma por las cuidadísimas avenidas, salvo los jardineros (todos ellos hispanos).

A media mañana vuelvo a Santa Monica, esta vez para tomar el sol y bañarme en la playa. La arena muy limpia y muy caliente. El agua fresquita, sin corriente y con poco oleaje. Lástima que habia tal cantidad de algas en el agua que no era agradable bañarse mucho rato.

Aquí pude constatar, de nuevo, que de macizas vigilantes de la playa, ná de ná. Todo mito televisivo.

Tras quitarme la arena, y comerme un perrito caliente, emprendo camino hacia el desierto. Cuatro horas y media de viaje entretenido, mucho tráfico hasta cruzar toda el área metropolitana de Los Angeles, pero a partir de ahí, poco tráfico, velocidad de crucero 70 mph y larguísimas rectas, tanto que hasta se pueden ir sacando fotos mientras se conduce.

La última foto es de Newberry Springs, un "enclave" (no lo llamo ni aldea, tenía cuatro casas mal contadas) donde se encuentra el Bagdad Cafe, llamado así desde que se filmó la película con ese nombre. La foto no es del café, si no de otro ¿restaurante? que me pareció más pintoresco y no estaba tan saturado de turistas.

La temperatura es asfixiante, aunque por un rato se nubló de repente e incluso cayó un pequeño chaparrón.

Recomendación para viajar en coche por esta región: hay que procurar repostar en cuanto se vea una gasolinera a precio asequible ($3 por galón). Además de que puede haber tramos de, tranquilamente, 80 millas sin una puñetera estación de servicio (especialmente en el desierto), cuando finalmente la encuentras te pueden clavar el doble de precio que en una ciudad (lo que equivaldría casi al precio que cuesta en Europa, juas!).

Paso la noche en un motel en Needles, el último pueblo californiano antes de entrar en Arizona. Localidad sin nada especial, pero es que el Gran Cañón estaba aun lejos. Llegaría al día siguiente.

17 septiembre 2007

Viaje a USA. 15 de agosto: Los Angeles

Me levanto sorprendentemente fresco a las 7.30, sin jet lag. Desayuno en la habitación (el día anterior hice una pequeña compra en un 7eleven, aprovechando que en la habitación hay una nevera muy apañada), y marcho hacia Santa Monica. Son unas 25 millas, y tardo más de una hora; de nuevo el tráfico en L.A. Voy por Sunset Blvd, otra avenida con mucho nombre en teoría pero como casi todo en Los Angeles, con pinta bastante cutre. Salvo claro está, Beverly Hills.

Llegado a Santa Monica, aparco en el centro comercial (es gratis durante tres horas) y aprovecho para hacer las primeras y más urgentes compras: la cámara de fotos (no ha salido tan barata como esperaba, al final he pagado casi como en España) y una gorra de UCLA para mi desprotegida testa.

Tras las compras, una visita a la playa de Santa Monica. Al borde de la playa hay una pista para hacer jogging, patinar o ir en bici. Esas imágenes que hemos visto en tantas series de TV y películas... pero no hay tanta rubia escultural patinando en bikini como en las peliculas, a lo mejor venía con unas expectativas muy altas, juas!

A pesar de esta pequeña "decepción", Santa Monica es la zona más agradable que visito en Los Angeles. La playa es enorme, de arena blanca y fina, y aunque hace calor, la brisa del océano hace muy agradable estar allí.



A la vuelta al hotel como en un McDonalds de la zona (la primera hamburguesa del viaje, claro está que no sería la última) y por la tarde, visito el downtown de L.A.. Esta vez voy, por única vez, en Metro (el metro de L.A tiene sólo tres lineas, con lo que cubre muy poco porcentaje de la ciudad). El centro de L.A es el típico downtown de ciudad estadounidense: rascacielos y más rascacielos. Esta en plena expansión o reconstrucción, y es bastante incómodo de recorrer a pie.

Realmente el objetivo de ir al downtown era ver y si era posible, entrar en el Staples Center. Para el que no este familiarizado con el basket, la cancha donde juegan los Lakers (bueno y también los Clippers). Desgraciadamente estaba cerrada a cal y canto, salvo la típica tienda de merchandising. Ni pagando se podía entrar a ver nada, una pena. Pero eso sí, me saqué la foto imprescindible, ante la estatua en honor al gran Magic Johnson. No estoy fardando yo nada enseñando esta foto...


El resto del día lo empleo en compras, (la guía de viaje Lonely Planet de California por ejemplo, lo que cuesta encontrar una librería en Los Angeles; en realidad no solo una librería, cualquier tienda que no sea un restaurante de fast food es difícil de encontrar en esta ciudad!), regalos y cenar. Por cierto! El local donde cené, de esto si que no hay en Europa y dudo que lo haya algún día. No se permitían fotos, así que directamente cuelgo una que he encontrado por Internet con el "uniforme de trabajo" de las camareras.

El restaurante se llama Hooters, y es una cadena de franquicias extendida por todo USA (hay algo en USA que no sean franqucias?). Uniformes picantes aparte no tiene nada de especial, unas cuantas TVs ofreciendo deporte, y alitas de pollo. Un restaurante familiar, vamos.

Tras la cena, otra vuelta cortita por Hollywood, y a dormir. Mañana toca Beverly Hills, y comenzar a cruzar el desierto por la tarde.

06 septiembre 2007

Viaje a USA. 14 de agosto: Llegada a los Angeles

A las seis en pie en Madrid, ya con todo preparado. Sin problemas en la T4, embarco rumbo a la escala en Londres, dos horas de vuelo que con la perspectiva del siguiente vuelo me parecen un suspiro.

En Heathrow llueve (desde el norte de españa el cielo ya estaba cubierto, vaya verano han tenido en el cantábrico) y se retrasa el aterrizaje veinte minutos. Menos mal, pienso, que la conexión es ágil según me he informado en checkmytrip...

Cagüen mis muelas, que entre la T2 y la T3 de Heathrow hay que pasar de nuevo por el control de seguridad y coger un bus, ademas de una milla de pasillos rodantes. Llego a embarcar con la lengua fuera y sin parar ni para mear...podría habérmelo tomado con mas calma, luego estuvimos casi una hora antes de despegar.

El asiento del Boeing 777 es el ejemplo vivo del síndrome de la clase turista (en la foto se aprecia la posición que mantuvieron mis piernas durante 11 horas). Al menos el entretenimiento a bordo es bueno, 10 canales de tv, 15 de musica, el mapa con la trayectoria de vuelo... Pero habría cambiado todo eso por un palmo mas de espacio para mis piernas.

Tras el aterrizaje, el control de aduanas. Tras un buen rato de cola, el agente me hace las preguntas de rigor, toma mis huellas y mi foto, pero me lleva hasta otro agente para hacerme más preguntas. Este segundo me hace consultas más concretas sobre en que sitios voy a estar, de donde vengo, el propósito del viaje... Finalmente me pone los sellos y paso. La verdad que lo de preguntar detalles lo hacían con todas las personas jóvenes que viajaban solas, debíamos resultar sospechosos.

Otra aventura fue el alquiler del coche. Aqui empecé a comprobar que todo asunto relacionado con los coches en USA está sobredimensionado. Para ir a la oficina de Hertz se coge un bus que te saca del aeropuerto y te lleva a una oficina gigantesca con un parking gigantesco. Para ir de la oficina al coche me llevaron en un cochecito de los que se usan en los campos de golf!

Y luego el viaje hasta el hotel. La adaptación al cambio automatico no fue problema, en un minuto coges el truco, más simple que un botijo. Más complicado es adaptarse a las señales de tráfico y a las calles de L.A. Me llevó más de una hora llegar al hotel, por mi inicial adaptacion y orientación aun con gps, y luego por el trafico infernal de las tardes de Los Angeles.

Finalmente, a las 6.30 llegué al hotel, tras 21 horas totales de viaje.
Tras la ducha, y asombrosamente fresco (la excitación del viaje supongo) me fui a ver el paseo de la fama, a veinte minutos del hotel a pie, en Hollywood Boulevard.

El que vaya a Hollywood esperando glamour... que se vaya haciendo a la idea, es una zona bastante fea. Hay mucho edificios viejos y abandonados, y solo las cercanías del Kodak Theatre (donde se entregan los Oscar desde hace unos años) se han renovado con edificios modernos: centro comercial, restaurante un escenario con actuaciones - aquella noche había un concierto de jazz-.

Al lado del Kodak Theatre está el teatro chino en cuya entrada las estrellas de cine dejan su firma y la marca de sus manos en el cemento. Por ejemplo Clint Eastwood, parafraseando a su personaje Harry Callaghan: "Alégrame el día...".


Fue un largo día (nueve horas más de lo normal, con el cambio horario), llegúe muerto al hotel. Mañana más.

Mi viaje por USA


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Vuelvo al blog solo cuatro meses después (a esto le llamo yo constancia, juas) para abrir una serie de entradas sobre el viaje que he realizado durante el mes de agosto a Estados Unidos, concretamente a California, Arizona, Nevada y Utah (estos dos últimos solo de pasada). Voy a ir describiendo el viaje día a día, en plan diario de viaje, pero de momento para abrir boca os pego el mapa global del viaje descrito gracias a esta maravilla que es Google Maps.