Una de mis dudas al preparar el viaje era que quizás el tiempo que había reservado podía resultar escaso: salir de Needles, viaje de dos horas y media hasta el Cañón, llegando a mediodía, y quedarme hasta el anochecer. Al final creo que el tiempo es suficiente.
De camino al Gran Cañón paro en Williams, donde pasaría luego la noche. El pueblo sin ser nada espectacular tiene su encanto: la estación de tren, los moteles en edificios "clásicos" (iba a decir antiguo, pero en este país nada es antiguo desde una perspectiva europea).
Según te acercas al Gran Cañón desde el desierto, es precioso ver como el paisaje va cambiando poco a poco, va creciendo la vegetación, hasta llegar a unos bosques frondosos, a 2.000 m de altitud. Me pilla de sorpresa, porque tenía la idea preconcebida de que el paisaje del Gran Cañón era desértico (la culpa debe ser del coyote y el correcaminos).
La primera impresión del Gran Cañon es, en una palabra, acojonante. Además de por el paisaje en sí, porque te coge desprevenido. Entras en el parque, dejas el coche en el parking, te bajas... y ya estás al borde del cañón, viendo una imagen como la de la foto.
El parque nacional del Gran Cañón está a la vez muy cuidado y muy explotado. Me explico: además de que se meter el coche casi hasta la cocina (yo elijo usar los buses gratuitos, pero se pueden hacer las rutas en coche particular, sin pagar más), hay infinidad de hoteles por el borde del Cañón. Eso sí, todo hiperlimpio y cuidado.
Al rato de estar allí, surge el problema. El cielo se nubla y al rato cae un tormentón. La lluvia nos acompaña todo el resto del día, con lo que se desluce mucho las vistas del Cañón. A la tarde hago un tour en jeep con un grupo en el que estábamos dos chicos italianos, cuatro chicas catalanas, una familia yanqui y yo. La primera parte del recorrido es por los bosques que rodean el borde del Cañón, y vemos bastantes bichos: ciervos, coyotes. El quiz del tour es salir al Cañón al anochecer, ya que es la hora en la que se supone que la luz del sol hace más impresionante las vistas. Sin embargo ese día no se digna a salir el sol al anochecer, cubierto por las nubes. Una lástima.
Como recomendación, yo no haría este tour a menos que te interesen mucho los bosques y los coyotes. De poder repetir me dedicaría a hacer todo el recorrido de los buses, y alguna ruta a pie (por ejemplo la del mirador de cristal que debe haber que no me dio tiempo a ver).
Una vez se hace de noche, me vuelvo a Williams, donde ceno en un curioso restaurante-teatro donde los artistas de la zona intentan demostrar su talento, algunos con más éxito que otros. El maestro de ceremonias (a la izquierda en la foto) es probablemente el tío más feo que he visto en mi vida! El guitarrista toca como si llevara puestos unos guantes de esparto, y el del centro perpetra una versión de la Bamba que sorprendentemente hace las delicias del público. Freak show!! (pena que no tengo la cámara encima y tengo que hacer la foto con el móvil).
27 septiembre 2007
Viaje a USA. 17 de agosto: El Gran Cañón
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